viernes, septiembre 23, 2005

Bajó la escalera y comprendió que era muy tarde, se dirigió hacía el salón a darle prisa, él estaba con su madre y una amiga, saludó e hizo un gesto para irse pronto, se había puesto un vestido azul y unos zapatos de lazo, le angustiaba la idea del examen y el no llegar a tiempo, mientras los perros jugaban de un lado a otro pisoteándole los pies, empezó a agobiarse, la tranquilidad de la charla y las risas le parecían no propias para ese momento, le dirigían la mirada con unos ojos brillantes y una sonrisa enfermiza y a ella le daba un vuelco en el estómago, no sabía como salir de ese lugar, empezó a palpitarle el corazón con fuerza y a sentir un sudor frío en las manos, oía las risotadas más lejos confundiéndolas con los ladridos, el olor de la casa le provocaba náuseas, un olor entre incienso y muebles viejos, de persona mayor encerrada, el maquillaje de la madre siempre le pareció exagerado y sucio, un poco de mantequilla batida con talco y betabel, difícil de quitar por las noches, porque al día siguiente aún aparecía con restos de talco seco. Aspiró hondo y empezó a caminar hacía la puerta con las hojas del examen apretándolas con fuerza en la mano izquierda, tenía que irse, no lo iba a esperar más, le pareció que se había quedado todo en silencio y que la miraban por la espalda, ella dirigió una mirada al reloj de la pared y vio que faltaban sólo 10 minutos para el examen, quería llorar, no llegaría a tiempo y no tendría otra oportunidad más, el tiempo se le escapaba y todos lo sabían, tendría que esperar un año más, en esa casa derruida y bajo llave, una llave imposible de encontrar.

Carmen Caballero Prado

2 comentarios:

Contacto: dijo...

De mantequilla y betabel. Zapatos de lazo y vestido azul. Aroma de gente grande encerrada. Parece que con cada palabra tuya, aquí tecleada, se me viene el universo encima.

Abrazo fuerte, fuerte, fuerte.

Síihil dijo...

AAAh, si esto ke escribes es tuyo, no sé porke sigues tomando foto, jeje. Un beso.